Este año Winpack comenzó a producir con energía eléctrica renovable y levantó su primera planta de reciclaje para reutilizar sus residuos. ¿Su nuevo objetivo? Transitar hacia la electromovilidad y reducir su huella de carbono.
La historia de Winpack corre en dos caminos. Alex Moyano, ingeniero comercial, partió hace más de treinta años, cuando en Chile se comenzaba a utilizar el stretch film –plástico para paletizar–. En ese tiempo, era muy difícil hacer un bulto si no se tenía pallets y, en caso de hacerlo, debía envolverse con un plástico, cuerdas y era demoroso.
Viendo cómo el film aceleraba el procedimiento, importó un contenedor y apostó a que fuera un acierto. Demoró un año en venderlo y perdió plata, pero dice que no fue motivo para decaer. “Si las variantes te dicen que debes mantenerte en juego, debes hacerlo”, recuerda Moyano, que levantó Solpack en 1994, enfocado en el embalaje.
Por su parte, Andrés Baboun tiene una historia familiar vinculada a los negocios. En 1960, cuando el plástico recién comenzaba a ser utilizado en Chile, su abuelo importó una máquina para comenzar la producción. La idea se transformó en fábrica y a la cabeza, tiempo después, quedó su padre y su tío.
Se fue a estudiar a Estados Unidos y, una vez de vuelta, analizó con su hermano qué más podrían producir: Stretch film, film para pañales y una película de polipropileno para envases flexibles. Con eso en mente, en 1994 comenzaron con Interpak. A diferencia de Moyano, que era distribuidor, se instalaron con una productora.
Historia de una unión
Como se conocían desde hace años, el 2000 decidieron su primera incursión. Los resultados no fueron los esperados y tuvieron que separarse, repartieron las partes y Moyano se quedó con Winpack. La segunda etapa la concretaron en 2008, en plena crisis económica, cuando fusionaron sus dos compañías para dar pasos más grandes.
Por la crisis financiera, los bancos se asustaron y cortaron las líneas de crédito, recuerda Baboun, y reformularon algunos detalles. El ejecutivo sincera que tuvo también complicaciones personales. Era inmaduro e impulsivo “y me pegué costalazos”, dice. “Hoy día está funcionando, pero hubo que manejar temas financieros y de carácter. Y cuando no hay plata, los problemas crecen”, explica Baboun.
Para ese entonces, cada uno facturaba unos US$20 millones anuales. Sumaron recursos y en 2018 alcanzaron en conjunto los US$100 millones al año. Pero no todo lo que brilla es oro. En ese periodo se expandieron a Perú y, viendo el éxito, emprendieron rumbo a Colombia en 2011. El resultado no fue positivo y, tres años después, tuvieron que cerrar operaciones y terminar sus negocios allá.
Actualmente Winpack tiene dos grandes áreas. En el stretch film trabajan con aproximadamente dos mil clientes de distintos rubros: farmacias, tiendas de retail, aerolíneas, entre otros.
Trabajan también en el mundo del agro fabricando silage film para ensilar pasto, que permite darle larga vida y mantiene los nutrientes necesarios para los animales durante un año.
Futuro verde
Desde abril Acciona los abastece de energías renovables no convencionales y llega directamente a sus tres plantas y oficinas en Santiago. Así evitan la emisión anual de unas 12.670 toneladas de CO2 al medio ambiente, que equivaldría a retirar de circulación a unos 6.900 automóviles.
Cuatro años atrás tomaron la definición y, si bien podía ser un poco más caro, Moyano explica que los convenció saber que producirían con energía limpia y ahora sumarán un proyecto de este tipo en Perú. “Como compañía nos preocupamos y sabemos que esto es lo que viene”, le suma Baboun. También están a la espera de camiones eléctricos, para así transitar hacia la electromovilidad.
A esto se suma una planta de reciclaje que levantaron este año para reutilizar todos sus residuos. También han modificado la composición de sus productos y, por ejemplo, el stretch film o el film higiénico para pañales, hace unas décadas tenía unos 20 o 25 micrones de espesor. Hoy tienen diez y siguen bajando. Según Baboun, menos del diez por ciento del plástico en Chile se recicla y Moyano dice que están buscando el film que está en el mercado como residuos y reciclan.
Moyano se da una pausa y dice que, parte de su misión, es justamente pensar en el mundo que le queda a sus hijos. Propone uno más sustentable, donde haya más conciencia de las facultades del plástico. “No creo que exista gente que no piense en las generaciones futuras”, concluye.