El incremento constante de la población mundial, acompañado por una creciente escasez de recursos naturales, hace necesario que los gobiernos pongan en marcha medidas urgentes y efectivas que promuevan un cambio de paradigma. Debemos sustituir el concepto lineal de producción (producir-usar-tirar) por un sistema sostenible y competitivo en el que se haga un uso eficiente de los recursos. Por ello, crear un nuevo modelo que permita cerrar el ciclo productivo, dándole nuevos usos a sus residuos, convirtiéndolos en productos de valor, permitirá lograr un modelo económico más sostenible y respetuoso con el medioambiente: la Economía Circular.
Pero, ¿en qué consiste ese modelo? Se trata de repensar de principio a fin los ciclos de vida de los productos, considerando desde su concepción los impactos ambientales y apostando por un modelo integral de gestión: del rediseño al reciclaje, pasando por la reutilización, la redistribución, la reparación o la renovación.
En cuanto los residuos, es fundamental educar a la población para separarlos adecuadamente según su naturaleza. Cada vez es mayor el tipo de materiales que se recogen separados para su adecuada gestión. Separar bien los residuos es la clave del éxito para poder lograr un reciclaje eficaz: cualquier botella, lata -por ejemplo- puede volver a convertirse en un envase exactamente igual solo con echarlo al contenedor adecuado.
Cumplir el sueño de generar cero basura es posible. El ejemplo a seguir es Kamikatsu, un pequeño pueblo de Japón que donde reutilizan el 80% de los residuos. Clasifican la basura en 34 categorías diferentes. “Al principio nos parecía un dolor de cabeza. Ahora ni lo pienso. Separar la basura correctamente se ha convertido en algo natural para mí”, dicen muchos de sus habitantes.