El packaging ecológico o verde (terminologías que debemos ser muy responsables en su uso) y que en términos generales describen a productos que son respetuosos con el medio ambiente, que utilizan materiales renovables, reciclables, reutilizables, biodegradables - compostables, energías limpias, espesores reducidos, optimización contenido/packaging, manejo del agua, riles, gases de efecto invernadero, entre otros aspectos ambientales.
Esta mirada del packaging ecológico solo apunta a la arista ambiental. Si sumamos la gestión del capital humano y la económica y logramos un equilibrio entre estos tres eslabones; recién podemos hablar si un packaging o cualquier negocio es sustentable. Muchas veces se nos olvidan estos dos últimos y, respecto a la mirada ecológica solo pensamos en el reciclaje y también nos olvidamos de la huella de agua y de la huella de carbono, etc.
Por lo tanto, si bien la sustentabilidad es un término ligado a la acción del hombre en relación a su entorno, la mejor definición es la del Informe Brundtland (1987-ONU) “Capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin anular que las generaciones futuras también puedan satisfacer las necesidades propias”.
Así los desafíos son gigantes. Todos fuimos informados que el 1 de agosto del 2018 el mundo había agotado “ su cuota” de recursos naturales y que Chile lo hizo el pasado 2 de junio del mismo año (número 1 en Sudamérica), panorama bien dramático si pensamos que hace algunos años esto pasaba el 28 de diciembre de cada año, es decir casi-casi pasábamos el año (Fuente: ONG Global Footprint Network).
Los aspectos claves en este deterioro son el “consumo excesivo” y la “pérdida y derroche de comida”. En este último punto los envases son un gran aporte, ya que tanto en la pérdida de alimento como en el derroche juegan un rol trascendental. Además Chile puede alimentar al mundo con excelentes productos y envases que conserven, alarguen y protejan los alimentos para que lleguen a su destino en óptimas condiciones sin desperdicio alguno.
Los envases deben estar acorde con las exigencias de los consumidores, sobre todos con los más jóvenes, que si bien -no siempre- entienden el rol de un envase (pérdida de alimentos, inocuidad, trazabilidad, cadena de frío, entre otros) son los que más abogan por “packaging verde”, lo que se debe principalmente a una mirada de consumo saludable. Así mismo de la enseñanza en los colegios, por lo que nuestros hijos nos exigen y además el aumento en el desperdicio de envases (la poca acción de separar en origen (casa) conduce a las autoridades a leyes como la ley REP que debiera impulsar la demanda de envases ecológicos, acorde con tasa de reciclaje adecuadas. Educación, incentivos y definición de materiales biodegradables compostables que deben ser identificados claramente en la corriente de residuos domiciliario para su adecuada separación.
Si bien la Ley REP, apunta a la reducción de residuos hacia los rellenos sanitarios de envases y embalajes, es necesario tomar en cuenta otras externalidades productivas. A través del ecodiseño como metodología integral que consiste en medir el impacto ambiental en todas las etapas del ciclo de vida de un producto, puede permitir reducir el impacto, de una manera más global, siempre comparativamente respecto del mismo antes de ser ecodiseñado.
En ese sentido, es el productor el que toma la responsabilidad y es por ello que avanzar en esto es clave para la economía circular y el éxito de la ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP).
Los desafíos para la industria son implementar una cadena de reciclaje fortalecida y extendida a todo Chile; aumentar envases con contenido reciclado y envases de materiales biodegradables-compostables. Identificar aquellos materiales que hoy en día el camino del reciclaje no es viable y buscar alternativas de manejo de los residuos con waste to energy.
También es importante solicitar a las autoridades comiencen con una campaña nacional “Yo cuido mi país”. Para un país más verde necesitamos el compromiso de todos.