ENERO 2018
Etiquetas limpias: La tendencia que viene para los alimentos

La tendencia a la alimentación sana es tan fuerte a nivel global, que moviliza otras tendencias que, en ocasiones, pasan casi desapercibidas a pesar del impacto y la fuerza que tienen. Es el caso de las denominadas etiquetas limpias, concepto que apareció hace cerca de 10 años, pero que cobra cada vez más fuerza debido al aumento de los consumidores que buscan productos más naturales, simples y con menor procesamiento.

En concreto, cuando se habla de etiquetas limpias se refiere a las que llevan aquellos alimentos que no contienen saborizantes, preservantes, edulcorantes u otros ingredientes artificiales, que idealmente tengan menos ingredientes que la oferta tradicional y que todos ellos sean de fácil comprensión por parte de los consumidores.

La fuerza con que el concepto está ganando espacios se refleja en que este año fue mencionada como la tendencia más importante para el sector por la consultora Innova Market Insights, que lo ve más como las nuevas reglas del juego, y se estima que para 2021 los productos con este tipo de etiquetas llegarán a representar un mercado mundial de US$ 289 mil millones, según proyecciones de Euromonitor International.

La mayor parte de ese mercado se concentra en Norteamérica y países de Europa Occidental, con casi dos tercios de los US$ 240 mil millones que sumó el año pasado, pero también gana terreno en Asia Pacífico y poco a poco avanza en Latinoamérica -donde totalizó unos US$ 7.960 millones en 2016, de acuerdo con Euromonitor- y Chile, donde también abre oportunidades para las industrias que elaboran ingredientes naturales, tanto para el mercado internacional como el interno.

"Esto abre una tremenda oportunidad para Chile... Si queremos ser una potencia alimentaria y queremos aumentar al doble nuestras exportaciones de alimentos, esta es una de las tendencias con la cual la industria se tiene que alinear", comenta el agregado agrícola de Chile ante la Unión Europea, Rodrigo Vega.

Pero el foco para el desarrollo de alimentos con etiquetas limpias no solo debe orientarse a las exportaciones, ya que también los consumidores locales están más preocupados por lo que comen.

Así lo muestra, por ejemplo, un estudio de la Fundación Chile y GFK Adimark de 2016, publicado en el informe Chile Saludable, donde el 42% de los encuestados afirmó que lee la rotulación de los envases, frente al 31% que lo hacía en 2014.

"El tema de las etiquetas limpias está empezando a posicionarse en Chile desde hace un par de años y, aunque va más lento que en otros países, el consumidor está mucho más empoderado, es más holístico y busca alimentos más saludables", asegura la product manager de alimentos de la Fundación Chile, Paulina Sazo.

Sin embargo, las etiquetas limpias siguen siendo un segmento que no domina en las góndolas de los principales supermercados del país y, por lo tanto, un desafío pendiente.

Un nuevo estándar

Como agregado agrícola de Chile ante la UE y amante de la cocina, Rodrigo Vega dice que en los años que ha pasado en Bélgica, como consumidor, ha notado los cambios en los supermercados y la manera en la que se promocionan productos de consumo diario, como lácteos, carnes y snacks. Incluso en los locales medianos y de barrio, dice que le llama la atención el aumento en la oferta de productos veganos y orgánicos, y también cómo los europeos se detienen a leer los envases y cómo cada vez las etiquetas son más sencillas y con un menor listado de ingredientes. Algo que, cree, llegó para instalarse como un nuevo estándar, más que una tendencia o nicho.

"En todos lados se está buscando lo natural, simple y sustentable, por lo que en las etiquetas, todo va hacia la simplificación, porque hay una sobre exposición de los consumidores a la información", afirma desde Bruselas.

Si bien reconoce que la industria de alimentos procesados chilenos no exporta con fuerza a Europa productos "preparados", como charcutería, yogures o colaciones, cree que las etiquetas limpias llegaron para quedarse y puede abrir oportunidades.

"Podría ser muy interesante para los ingredientes naturales chilenos, porque podríamos tener una oferta atractiva como commodities, y también para los productos que ya exportamos, avanzar a lo orgánico, sin aditivos ni preservantes, porque no veo muchas posibilidades de que nuestra industria pueda mantenerse en los mercados si no desarrolla con fuerza la sustentabilidad y producción más natural y ecológica", afirma, y plantea que estos aspectos podrían convertirse en las barreras paraarancelarias del futuro.

Oportunidad para los ingredientes

La creciente búsqueda por ingredientes naturales y alimentos sin preservantes, saborizantes o edulcorantes artificiales ha surgido por el lado de los consumidores, aun cuando los ingredientes de los alimentos que se comercializan en Chile y los mercados internacionales están permitidos y regulados. Entre esos consumidores, distintos estudios muestran que los millennials -personas nacidas entre mediados de los años 80 y 2000, que en 2020 representarán alrededor del 50% de la fuerza de trabajo mundial- son uno de los grupos más sensibles ante las etiquetas limpias, al igual que a otras categorías de las llamadas etiquetas "éticas", como el cuidado del medio ambiente y la salud, sustentabilidad y mínimo proceso. Los desarrollos y reformulaciones de alimentos tienen en cuenta esos intereses, que generan oportunidades para ingredientes elaborados en Chile, como por ejemplo con extractos del quillay, que actúan como preservante natural.

"Nuestros aditivos, que son considerados naturales, en general son más caros que su competencia sintética, pero la esa competencia no pasa los requerimientos de las etiquetas limpias y nosotros sí, por lo que se nos abren tremendos mercados", proyecta Andrés González, gerente general de Desert King Chile, filial de la compañía estadounidense especializada en materias primas naturales.

Hasta ahora la mayor parte de las ventas de la filial chilena es de alimentación animal, donde también existe mayor preocupación por los ingredientes naturales, pero alrededor del 15% de las ventas corresponde a alimentación humana y se espera que siga creciendo a futuro.

"Todo lo que producimos se va a la exportación. Como proveedores de insumos, vemos cero interés por parte de la industria chilena de alimentos y de alimentación animal. Desconozco las iniciativas puntuales de cada empresa, pero como proveedores no hemos tenido acercamientos de ninguna empresa chilena", asegura Andrés González.

Respecto de ese interés, Paulina Sazo considera que existe una realidad distinta a nivel de emprendimientos, ya que en la plataforma de Fundación Chile han notado que las nuevas iniciativas están enfocadas en etiqueta limpia.

"También me ha tocado verlo en la industria de los alimentos y empresas más grandes, se están alineando y de a poco se dan cuenta de que es un cambio que tienen que hacer. Quizás es menor el grado porque la cantidad de productos que tienen en las góndolas son mayores y repercutir en todos ellos es un proceso más lento, pero muchas empresas grandes sí lo están haciendo en nuevos desarrollos", comenta.

Avances en Chile

María Teresa Comparini lleva más de 20 años dedicada a la producción de alimentos enfocados en lo natural y beneficioso para la salud.

A comienzos del 2000 creó junto a una socia la empresa NutraFood y, tras dejarla, formó hace siete años Epullén, un emprendimiento para crear miel en polvo, a partir del cual comenzó a fabricar snacks con las marcas Terrium y Biosnack, que hoy suman 45 productos que se distribuyen en supermercados de todo Chile y por ventas online.

Con la experiencia que tiene en el rubro, su impresión es que la mayor parte de los chilenos sigue eligiendo lo que compra por el precio y sabor. Cree que es poca la gente que realmente se preocupa por temas como las etiquetas limpias.

"No tiene que ver con un tema socioeconómico, sino que con la inquietud y con que muchos asocian que algo saludable tiene mal sabor. El desafío para nosotros está en hacer productos que sean naturales y ricos, sin ingredientes chatarra, como ponemos en nuestros envases", afirma.

Y mal no le ha ido. Cuenta que en términos de ventas, crece entre 30% a 35% anual, y que al menos lanza seis o siete nuevos productos por año, los que a veces van cambiando según la respuesta de los consumidores.

En ese sentido, Paulina Sazo coincide en que existen oportunidades atractivas para los alimentos chilenos con etiqueta limpia en el mercado local, y cree que un punto clave es desarrollar más ingredientes naturales nacionales.

"Creo que hay un trabajo por hacer de parte de la industria de ingredientes naturales con la de alimentos para el desarrollo de productos más naturales, como colorantes, tanto para Chile como para la exportación. Como país tenemos un potencial tremendo que deberíamos aprovechar", proyecta la product manager de alimentos de Fundación Chile.

Fuente : El Mercurio - Campo
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