Cada ciudadano de la Unión Europea utiliza alrededor de 200 bolsas plásticas al año, pero se apuesta a reducir esa cifra. En esa línea España, desde el 1 de enero de 2018, prohibirá la entrega gratuita de bolsas plásticas en todos los comercios del país.
Las tiendas tendrán que cobrar así entre 5 y 30 céntimos de euro por cada una, variando según el espesor y el material de la bolsa, de lo contrario serán multados. Esta medida tiene como objetivo cumplir con la normativa europea de 2015, en la que solicitaron a los países del bloque disminuir el consumo de bolsas plásticas no biodegradables.
La prohibición de la entrega gratuita de las bolsas plásticas es una tendencia mundial, y a ella se sumó Francia a mediados de 2016. También erradicaron los platos, tazas y cubiertos de plástico y para el 2020 tendrán que ser fabricados en un 50% con sustancias biodegradables.
Uno de los países pioneros en esta causa es Dinamarca, que en 1994 estableció un impuesto para las empresas que daban bolsas. Italia en 2010 obligó al comercio a tener bolsas de tela, papel o que fueran reciclables. En 2016 Marruecos prohibió la “fabricación, importación, comercialización y utilización” de bolsas plásticas.