El empleo de bioplásticos como el PLA y el PVOH, junto con nuevos adhesivos sostenibles y un recubrimiento de cera obtenido de las hojas del olivo, ha hecho envases biodegradables y compostables para quesos y pasta fresca con un coste hasta un 25% menor.
En España, el instituto tecnológico AIMPLAS ha coordinado las investigaciones para desarrollar nuevos envases sostenibles que alargan la vida útil de quesos y pasta fresca en el marco del proyecto europeo BIO4MAP. El resultado ha sido una nueva generación de envases barrera, multicapa y transparentes cuyo coste es hasta un 25% inferior al de los convencionales, y cuyo impacto ambiental también es inferior, con una huella de carbono hasta un 29% menor. La combinación de distintas capas de bioplásticos (PLA, PVOH y adhesivos) y un recubrimiento de cera obtenido a partir de las hojas de olivo han hecho posible la obtención de envases aptos para contener alimentos envasados en atmósfera modificada, que aíslan el producto del oxígeno y de la humedad para impedir el desarrollo de bacterias y hongos. En el caso del PLA, se trata de un material fácilmente reciclable y con excelentes propiedades mecánicas. Por su parte, el PVOH aporta barrera a los gases y es soluble al agua, por lo que desaparece en el proceso de lavado permitiendo el reciclado del PLA. Ambas capas estarán unidas por innovadores adhesivos biodegradables, mientras que un recubrimiento de cera elaborado a partir de hojas de olivo aporta barrera al vapor de agua. Este recubrimiento, que no desaparece en el proceso de lavado, actúa como plastificante para el PLA, mejorando su flexibilidad. Se trata de materiales que en su conjunto presentan una huella de carbono un 57% menor a la de los materiales empleados tradicionalmente en la fabricación envases para contener este tipo de alimentos.
Entre los socios del proyecto destaca Central Quesera Montesinos, interproveedora de Mercadona, una empresa potencial usuaria de los nuevos envases para sus medallones de queso de cabra. Igualmente, participan en el proyecto las españolas Vallés Plàstic, que se encarga de aplicar el recubrimiento de cera, y Artibal, fabricante de barnices, lacas y tintas, encargado de la formulación del mismo. Otros usuarios finales de los envases son la belga Altoni-Kelderman, fabricante de pasta fresca, y la alemana Sachsenmilch, que envasa queso en lonchas. Además, participan en el proyecto la empresa de compounding MAPEA, en Francia, que ha desarrollado el adhesivo biodegradable junto con el centro de investigación Abo Akademi de Finlandia, la empresa transformadora y fabricante de envases francés Bobino Plastique, y el centro tecnológico Fraunhofer IVV de Alemania, focalizado en el desarrollo de las ceras del recubrimiento. "La función de AIMPLAS en el proyecto, además de la de coordinador, ha estado centrada en el desarrollo del material biodegradable y barrera a oxigeno necesario para cumplir con los requerimientos finales de los alimentos a envasar y es el encargado del procesado de los nuevos materiales que se han desarrollado para la obtención del nuevo envase multicapa", explica Nuria López, investigadora principal del proyecto en AIMPLAS.