La conciencia por cuidar el medioambiente no tiene vuelta atrás: abarca políticas de gobierno, grandes compañías y consumidores, quienes cada vez son más exigentes en la búsqueda de la ecuación perfecta entre buen sabor y sustentabilidad. En esa línea, los Jugos Andina del Valle se refrescaron: gracias a un nuevo proceso de envasado eficiente, se potenció lo bueno de la fruta con un sabor todavía más fresco, todo dentro de una eco botella realizada con un 40% menos de plástico.
Chile es el primer país de Latinoamérica donde Coca-Cola estrena a escala comercial la nueva tecnología APET, “que incorpora una línea de embotellado aséptica de última tecnología, con un mejor proceso para sus productos y envases más ecológicos”, explica el Gerente Técnico de Comercialización de Coca-Cola Chile, Felipe Daniel.
Anteriormente, el proceso de llenado de las botellas de 1 y 1,5 litros se hacía con el jugo en caliente para pasteurizarlo y se dejaba enfriar dentro del mismo envase para garantizar un proceso limpio. Lo que permite la nueva línea aséptica es hacer lo mismo, pero a temperatura ambiente y en cápsulas de esterilidad controlada, para así mantener el sabor más puro de la fruta en el producto final.
El look de las nuevas botellas familiares de Andina del Valle y su materialidad más ecológica también son consecuencia directa de la nueva línea aséptica que no calienta el contenido, “esta nueva tecnología permite entregar el producto en un empaque con menos plástico, lo que reducirá en más 1.700 toneladas el plástico que se usa en todo un año”, precisa Felipe.
Así como en su momento se lanzó la botella Ecoflex para Vital, este nuevo cambio responde a una tendencia global de la compañía de innovar en los empaques para que, desde la óptica de la economía circular, los envases estén diseñados desde un origen pensando en que volverán a integrarse a la cadena de valor, disminuyéndose así los residuos. “Nuestro objetivo es estimular la adopción del eco-diseño y promover el consumo informado por parte de la ciudadanía”, precisa la Directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola Chile, Paola Calorio.
Pero eso no es todo: el proceso duplicó además su eficiencia energética y ahora los motores funcionan produciendo dos botellas en el mismo período de tiempo en el que antes producían una. Felipe detalla que “se usa menos vapor y electricidad, las instalaciones son de bajo consumo de agua y requieren menos energía en iluminación. Tener una planta sustentable y una línea de proceso eficiente es un valor agregado de este producto, que ya es más atractivo en sabor”.
“La gente está buscando naturalidad, que el producto tenga más sabor y color a fruta, además de sus nutrientes”, comenta Felipe, a propósito de la nueva composición de los jugos que gracias a esta nueva tecnología ya no contienen preservantes y, como beneficio adicional, redujo su cantidad de azúcar.
Coca-Cola Chile invirtió 40 millones de dólares en los nuevos equipos y en las obras para habilitar la línea APET, para la cual se construyeron nuevos laboratorios de calidad y microbiología; la sala donde se suministra el vapor; la de elaboración del jugo y la bodega en que se almacenan los productos.