La producción de termoformados resulta de un proceso de fabricación donde un molde -ya sea positivo o negativo- le da la forma requerida a una lámina plástica, mediante la aplicación de temperatura y presión o vacío.

Actualmente la mayor parte de estos envases se utilizan en alimentos, cosméticos, paquetes de galletas, cajas de bombones, estuches de escobillas, cajas plásticas para comida, entre otros.

Los productos pueden ser impresos con tecnología de huecograbado u offset, rotulados con etiquetas termocontraibles o adhesivas. Adicionalmente, se comercializan los rollos de lámina para máquinas de envasado automático (FFS).

Las ventajas del termoformado es la utilización de pocas herramientas, costo de ingeniería baja y menos tiempo, lo que hace que el termoformado sea ideal para el desarrollo de prototipos y un bajo volumen de producción.

Para los envases flexibles de alimentos, se utiliza el nylon o el polipropileno, que ofrecen una gran capacidad de formabilidad y rigidez. Para empaques semirígidos, se utiliza el PVC, poliéster y polipropileno. El EVOH ofrece una excelente barrera al oxígeno y la resina EVA ofrece un sellado a baja temperatura y buena adhesión.

En el caso del Polipropileno es una muy buena opción, por su excelente transparencia y brillo, uso en microondas, Resistencia al llenado en caliente y buenas propiedades organolépticas

Los envases termoformados en promedio, son un 5 % de la producción nacional de envases de plásticos.

A continuación las cifras que acompañan el crecimiento de este tipo de envases en la producción chilena.

Fuente : Anuario Estadístico CENEM 2017