Septiembre de 2023 será una fecha clave para la industria de alimentos, pues la Ley REP empezará a regir en su totalidad. En qué escenario están hoy las empresas, a qué se enfrentan y cuáles son los desafíos es parte de lo que aquí analizan varios expertos.
En un año más entrarán en vigencia las metas y obligaciones para envases y embalajes de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), que publicó su decreto oficial en 2021. Si bien aún falta para que comience a regir en su totalidad, la industria y diversos actores se están movilizando desde ya para poder cumplirlas de forma gradual.
Fernanda Valdivieso, directora del Pacto Chileno de los Plásticos de Fundación Chile, dice que según cifras de 2018, en promedio se van a valorizar el 12,5% de los envases y embalajes domiciliarios en Chile, y que la nueva legislación apunta a que se debe comenzar con la recolección selectiva de envases y embalajes domiciliarios en un 10% de las viviendas totales del país el primer año. ”De forma gradual, el año 12 se deberá abarcar a un 80% de las viviendas del país”, puntualiza.
Además, destaca los «enormes desafíos» que persisten en recolección e infraestructura para el reciclaje, pero también frente al conocimiento de la ley y sus obligaciones a nivel territorial, junto al rol y la responsabilidad que deberán afrontar los municipios y también la ciudadanía.
Aunque 2023 es el año clave, la etapa inicial de la ley ya está operando. Son 14 mil las empresas afectas que tienen que hacerse cargo de medir y cuantificar cuántos envases ponen en el mercado, destaca Valdivieso.
También reconoce que son muchas las compañías que “aún no están al tanto de las responsabilidades y obligaciones que tienen en este ámbito”.
Coincide Nathalia Silva, gerente técnico de Resimple, entidad que es el primer Gran Sistema de Gestión Colectivo (Gransic) para la recolección y reciclaje de envases y embalajes: «Las empresas reguladas deben ser más proactivas. Este mes es el plazo para presentar el Plan de Gestión de sus residuos, de manera individual o colectiva y aún hay muchas que no están al tanto de esta obligación. Por ejemplo, los importadores de productos envasados que también están afectos», advierte.
No se trata de un cambio menor para una industria que «es una de las más representativas de Chile y de una alta demanda de las personas, que consumen alimentos que vienen envasados», dice.
Los avances
En paralelo, Silva destaca que el sector está avanzando en el ecoetiquetado, con el Sello Elijo Reciclar que impulsa el Acuerdo de Producción Limpia de Sofofa y la Agencia de Sostenibilidad y Cambio Climático, y también en desarrollar pilotos en ciertos materiales «que hoy carecen de mercado de valorización y demanda».
Elanne Almeida, socia de Servicios de Sostenibilidad de EY, dice que en este escenario ya hay empresas que han destinado inversión para I+D, pensando en la elaboración de nuevos materiales, «como distintos tipos de fibra, pulpa de madera, nuevos tipos de PET y hasta la fabricación de cubiertos y recipientes, utilizando harina de arroz, plátano, trigo y maíz, pero que también demandan tiempo para estar disponibles en escala comercial y ser incorporados a la cadena de valor».
Es algo importante de abordar, dice David Falcón, socio de Risk Advisory de De-bolle: “Uno de los principales desafíos para las empresas es lograr aumentar la reutilización en su propia cadena de elaboración de materiales y/o desechos que generan”.
Valdivieso destaca también la generación de proyectos piloto en recolección y reciclaje, «que han permitido visualizar el nexo que existe entre municipios y los Sistemas de Gestión, y la comunicación con los vecinos para transmitir cómo se van a recolectar y reciclar los distintos envases y embalajes».
Ahí destaca la experiencia del Pacto Chileno de los Plásticos con los municipios de Lo Barnechea y Ñuñoa, «enfocado en la recolección casa a casa y posterior valorización de los plásticos flexibles».
Desafíos pendientes
Contar con sistemas de recolección eficientes o instalaciones de escalas industriales de clasificación automatizadas o semiautomatizadas es una tarea pendiente y muy urgente, a ojos de Valdivieso. “Es probablemente esta etapa intermedia la más compleja y débil de nuestra cadena de valorización”, añade.
Almeida agrega que la disponibilidad de los reglamentos o contar con mecanismos de aprobación de los ajustes en la composición de los nuevos empaques y envases, entre otros, son también materias pendientes para avanzar en una buena implementación de la ley, “hasta que su intento se vuelva en la nueva normalidad en términos de producción, consumo y reciclaje de materiales”.
Y debe haber un fuerte énfasis comunicacional y educacional.
“Queda aún mucho por avanzar en cuanto a comunicación y difusión, no solo con foco en la ciudadanía, sino que también hacia empresas y municipios, los que en algunos casos no cuentan con la información o las herramientas necesarias para entender su rol en la implementación de la ley”, dice Valdivieso.