En entrevista con Revista AQUA, la Gerente General del Centro de Envases y Embalajes de Chile, Mariana Soto, comenta que los productores de packaging se han preocupado de buscar diferentes alternativas e innovaciones para que los productos del mar lleguen en las mejores condiciones a sus mercados de destino.
La industria acuícola y pesquera chilena es una gran demandante de envases y embalajes, los cuales deben asegurar que los productos lleguen en perfectas condiciones a sus mercados de destino. Las empresas asociadas al Centro de Envases y Embalajes de Chile (CENEM), están constantemente buscando mejoras para este rubro, pues comprenden que se trata de un sector exportador que debe cumplir con altas exigencias internacionales.
La gerente general de Cenem, Mariana Soto, comenta que los productores de packaging que atienden a la pesca y acuicultura se han preocupado los últimos años de buscar alternativas e innovaciones, por ejemplo, para el envío de productos frescos. También menciona que la tendencia a futuro está en seguir innovando con envases inteligentes y funcionales, que se adecuen a las necesidades de los consumidores, quienes hoy están más enfocados en la “conveniencia” que en la abundancia en la compra.
Actualmente, gran parte del salmón fresco sale de Chille en cajas de poliestireno expandido (EPS), que se ha posicionado como una de las mejores opciones para este formado. Sin embargo, se ha escuchado que países como Estados Unidos estarían poniendo restricciones a este material ¿Qué información tiene sobre este asunto?
Efectivamente, algunos países están poniendo restricciones, pero no a productos como los salmones frescos, sino que más bien a productos de consumo masivo como son cajas para sandwich, vasos de café, entre otros. Las cajas para el salmón de exportación no son masivas y muchas veces las reutilizan, por ejemplo, en países como Brasil. Sin embargo, la industria del packaging está buscando nuevas alternativas de materiales para conservar el producto fresco. Hay estudios bien avanzados en cartón corrugado con distintos tipos de recubrimientos que podrían sustituir el poliestireno expandido, pero habrá que evaluar el costo-beneficio.
¿Qué innovaciones, en general, se han incorporado el último tiempo en términos de embalajes para la industria exportadora de productos del mar?
En esta industria, que considera pescados y mariscos, ya sea en conserva, congelado u otros formatos, el mayor desafío, principalmente en cuando se trata de fresco, es mantener o alargar la vida útil de los productos. Para ello, se necesita reducir el nivel de microbios y de oxidación (- CO2).
En este sentido, los productos más relevantes y/o efectivos son los envases con atmósfera modificada (MAPs), donde se reemplaza el aire por una mezcla de gases; los envases al vacío, donde se extrae el aire y se adiciona algún ácido; y los envases activos, que agregan algún componente.
También estamos atentos a la aplicación superficial de compuestos activos, películas y/o recubrimientos comestibles. En este último caso, los desarrollos corresponden a una delgada capa de material que puede ser consumida por el ser humano y que proporciona una barrera a la humedad y al oxígeno, reduciendo la transferencia de masa entre el producto y el ambiente. La Universidad Católica de Chile tiene un producto de este tipo ya patentado y que ha tenido muy buenos resultados. Se llama “Fish Extend” y logra mantener el salmón refrigerado con bajo contenido microbiológico hasta por 26 días. Esto permitiría llegar a destino con salmón fresco de mejor calidad, mayor vida útil e, incluso, a nuevos mercados.
¿Qué innovaciones cree que vendrán a futuro en términos de embalajes para recursos marinos?
Lo más importante es que se agregue valor a lo que se exporta, que el producto tenga origen de su país y que ojalá llegue directo al consumidor. Por lo tanto, las porciones, en diversos tamaños para que cada consumidor pueda elegir, tienen grandes oportunidades. Hay que recordar que la conveniencia está por sobre la “abundancia en la compra”. También hay que caminar hacia envases funcionales, fáciles de abrir y resellar si es el caso, reciclables y activos desde el punto de vista que interactúen con el contenido para saber si está fresco o no.