Las botellas de vidrio se pueden reutilizar (volver a llenar y poner en circulación) o también reciclar — fundir para fabricar vidrio para hacer más botellas, por ejemplo.
O también, en un cruce entre lo ingenioso y lo publicitario, las botellas de vidrio usadas se pueden reducir a su elemento esencial (mineral en polvo) y servir como sustituto a la arena que se extrae de las playas con diversas aplicaciones, empezando por la construcción. La iniciativa puesta en marcha por la cervecera neozelandesa DB Breweries tiene como fin, precisamente, “combatir el problema global de escasez de arena en las playas”.
Para llevarlo a cabo una serie de máquina repartidas por diferentes establecimientos del país (principalmente bares) procesan las botellas, primero para eliminar la etiquetas adhesivas y los restos de bebida y después triturándolas para extraer de cada una de ellas unos 200 gramos de mineral en polvo. Ese mineral puede usarse como sustituto de la arena de playa en proyectos de obra civil, de construcción residencial y en campos de golf.
Por supuesto, según el vídeo “la respuesta a la escasez de arena en las playas pasar por beber más cerveza”. Aunque se queda en el aire la cuestión de dónde saldrá la arena necesaria para volver a fabricar cada botella triturada.